Lugares protegidos
Cómo los gobiernos subnacionales fortalecen la resiliencia frente a los riesgos medioambientales

Los riesgos medioambientales afectan hoy a todos los continentes: desde las islas más remotas del Pacífico hasta las grandes urbes asiáticas, pasando por las tierras agrícolas de Europa y los municipios africanos.
Las amenazas, los costos y la magnitud de estos riesgos crecen a la vista de todos. Los gobiernos subnacionales afrontan una serie de desafíos —como la seguridad del agua, la deforestación y el cambio climático— que ponen en riesgo tanto el crecimiento económico como el bienestar social.
Las ciudades, los estados y las regiones son actores clave para hacer frente a esta crisis: sin su participación, las medidas no serán efectivas. Solo las ciudades concentran un estimado del 70 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y el 80% de PIB mundial, además de ser escenario habitual de fenómenos meteorológicos extremos con graves repercusiones humanas y financieras.
La divulgación permite a los responsables de políticas públicas en diversas jurisdicciones tomar decisiones informadas y diseñar planes para proteger a la población. Al mismo tiempo, permite a los actores locales identificar riesgos, aprovechar oportunidades de crecimiento sostenible y construir territorios más resilientes.
Los siguientes datos se basan en información divulgada por casi 1.000 gobiernos subnacionales de 111 países. En conjunto, estas jurisdicciones representan el 16 % de la población mundial.
Construir territorios resilientes
Estas perspectivas examinan cómo los gobiernos subnacionales enfrentan los riesgos medioambientales a los que están expuestos. En este contexto, la resiliencia territorial describe el grado en que estas administraciones han adoptado medidas para comprender las dependencias e impactos ambientales de su territorio, gestionando los riesgos de manera efectiva y aprovechando las oportunidades que se presentan.
Una visión holística y colaborativa de la resiliencia territorial —que va más allá del alcance de este análisis— tiene en cuenta las particularidades de cada territorio e involucra necesariamente a todas las personas, empresas, gobiernos y comunidades que habitan, impactan y dependen de ese entorno.
Construir territorios resilientes y positivos para el planeta es un esfuerzo conjunto que requiere integrar los datos procedentes de todas las organizaciones: gobiernos subnacionales, empresas, PYMEs e instituciones financieras.
Información inmediata
Tres pasos para proteger los lugares que llamamos hogar
La resiliencia territorial se alcanza siguiendo tres pasos: comprender los riesgos, emprender acciones concretas y medibles para enfrentarlos y aprovechar los beneficios complementarios que generan.
Según este indicador, los gobiernos subnacionales avanzan por el camino correcto. Casi la totalidad de los participantes —972 ciudades, estados y regiones que representan a más de mil millones de personas— están evaluando los factores que obstaculizan la adaptación, desde los costos presupuestarios y la planificación territorial hasta la desigualdad y el estado de los ecosistemas.
Los resultados muestran que fortalecer la resiliencia no solo es posible, sino que también genera beneficios significativos. La reducción de costos, una mejor calidad de vida y la creación de empleo están entre los beneficios más mencionados por los divulgadores.
Los responsables de políticas públicas deben considerar la resiliencia como una vía integral para abordar retos más amplios, aparentemente no relacionados, que abarcan cuestiones económicas, sociales y de salud.
Primer paso: Comprender los riesgos
de las jurisdicciones incorpora la naturaleza en sus Evaluaciones de Riesgo y Vulnerabilidad Climática (CRVA).
de los estados y regiones informa que la deforestación es un problema en su territorio.
de las ciudades, estados y regiones analiza los riesgos relacionados con el agua, la naturaleza y la transición.
Los datos más recientes reflejan una sólida conciencia y acción frente a los diversos desafíos medioambientales que afectan a ciudades, estados y regiones. Aunque cerca de dos tercios de las jurisdicciones consideran la naturaleza en sus evaluaciones (65 %), este porcentaje disminuye considerablemente cuando se incluyen los riesgos de transición (25 %). Estos riesgos —de carácter normativo, de mercado, tecnológico o reputacional— se asocian al proceso de transición hacia una economía de cero emisiones netas y comienzan a consolidarse en el ámbito público. Cada vez más gobiernos, como el del Reino Unido, esperan que las entidades públicas divulguen información relacionada con estos riesgos.

Caso práctico: Freetown, pionera en acción climática a través de la divulgación
Conozca cómo la capital de Sierra Leona se ha convertido en referente al aprovechar los datos climáticos para impulsar estrategias transformadoras.
Los gobiernos no solo evalúan los riesgos medioambientales, sino que los incorporan a sus planes de crecimiento económico. El 65 % de los participantes cuenta con un plan de acción climática, y un porcentaje muy similar (67 %) está ejecutando medidas de adaptación que responden a los riesgos identificados.
de las ciudades, estados y regiones tiene un plan de acción climática.
El principal desafío será la implementación de estos planes. Aunque dos tercios de las organizaciones divulgadoras informan estar tomando medidas, el nivel de implementación varía significativamente entre regiones. Esto depende, en parte, de la capacidad de los gobiernos para garantizar recursos financieros, técnicos y humanos suficientes, y de su habilidad para involucrar a un espectro más amplio de partes interesadas. En India, con solo el 5 % de las acciones (38 en total) en marcha, se pone de manifiesto una brecha importante entre la planificación y la implementación efectiva.
América Latina y África presentan tasas de implementación de acciones del 23 % (185) y del 31 % (28), respectivamente. En contraste, Japón y China muestran avances más sólidos, con el 75 % (44) y el 86 % (78) de las acciones ya en marcha.
Diferencias regionales
Los datos revelan una coincidencia notable: regiones muy distintas perciben los mismos riesgos medioambientales, como las inundaciones urbanas, que figuran entre los tres principales peligros en todas las regiones. Países como Brasil, India, el Reino Unido y Estados Unidos las señalan como una de sus mayores preocupaciones. Asimismo, el calor extremo y la sequía se destacan como amenazas comunes en regiones tan diversas como Canadá y China.
Tras la identificación de los riesgos, el siguiente paso es la formulación de planes de acción claros y eficaces que respondan adecuadamente a estas amenazas.Los ejemplos recopilados a través de CDP muestran diferencias significativas en las prioridades regionales.
Enfoque de mercado

Caso práctico: Penang enfrenta sus vulnerabilidades climáticas
Conozca cómo la isla de Penang está aplicando soluciones basadas en la naturaleza para fortalecer su resiliencia frente a los impactos recurrentes de las sequías e inundaciones.
Tercer paso: aprovechar los beneficios
de las jurisdicciones evalúa los beneficios complementarios de sus acciones de adaptación,
identifica la reducción de costos como uno de los principales beneficios económicos.
Existen numerosas oportunidades y beneficios derivados de estas acciones. Los gobiernos reportan menores impactos en la salud asociados al calor extremo (29 %), mayor inclusión social (25 %), mayor seguridad energética (17 %) y mejor seguridad alimentaria (15 %), entre otros.
Estos resultados positivos de la resiliencia territorial solo se alcanzan cuando existe un plan adaptado a los riesgos específicos de cada localidad. Muchos de los temas implicados —como la productividad laboral o la seguridad vial— se relacionan de forma indirecta con el clima y la naturaleza, y los gobiernos destinan con frecuencia importantes recursos para abordarlos.
La resiliencia territorial efectiva no depende únicamente de una buena planificación técnica, sino también de la equidad social. Las poblaciones más vulnerables, incluidas las que habitan en asentamientos informales y los grupos marginados, suelen ser quienes enfrentan los riesgos más elevados. Los gobiernos subnacionales que incorporan la inclusión y los principios de transición justa en su planificación de adaptación están mejor preparados para construir una resiliencia sólida a largo plazo.

Caso práctico: El camino de Bogotá hacia una acción climática ambiciosa
Descubra cómo la capital colombiana está construyendo infraestructuras verdes, cambiando la movilidad urbana y adoptando las energías renovables en respuesta a las preocupaciones climáticas.
Crear bases sólidas
Los hallazgos de este informe muestran cómo los gobiernos subnacionales están adoptando medidas para responder a riesgos medioambientales de múltiples niveles. Sin embargo, más allá del gobierno subnacional, todas las partes interesadas — incluidas las empresas y la sociedad civil — deben colaborar para fortalecer la resiliencia de los territorios.
Quienes dependen de una infraestructura local sólida, de una fuerza laboral cualificada o de financiación pública deben adoptar una visión integral que considere los posibles impactos sobre sus actividades. Uno de los principales puntos ciegos es la tendencia a priorizar el cambio climático e ignorar los retos asociados con la naturaleza. En realidad, el clima y la naturaleza son inseparables: proteger los bosques reduce las emisiones de carbono, mientras que adaptarse a los desastres climáticos refuerza la seguridad hídrica.
Adoptar un enfoque ambiental más integral generará beneficios económicos y sociales adicionales. Las soluciones basadas en la naturaleza, como el reverdecimiento urbano, la restauración de humedales o la protección de ecosistemas costeros, se consolidan como estrategias de adaptación rentables que ofrecen múltiples beneficios complementarios. Al integrar las consideraciones sobre clima, agua y biodiversidad, los gobiernos subnacionales pueden abordar los riesgos interconectados y fortalecer la resiliencia en todos los sectores.
Finalmente, nada de esto sería posible sin los datos de divulgación, que sustentan una toma de decisiones eficaz. Gobiernos, inversores y empresas están basando sus políticas y decisiones en los conocimientos derivados de la divulgación, lo que les permite maximizar los beneficios económicos y sociales.
Recomendaciones de CDP para fortalecer la resiliencia territorial
Estas recomendaciones complementan los tres pasos presentados en este informe.
Establecer un proceso para medir, gestionar y divulgar las dependencias e impactos medioambientales.
Identificar los riesgos y oportunidades, su ubicación y sus implicaciones financieras.
Fijar metas de adaptación ambiciosas, claras y medibles.
Involucrar a las partes interesadas —empresas, gobiernos, comunidades locales y grupos vulnerables— en la planificación y ejecución de las acciones.
Desarrollar estrategias y planes integrales, basados en los problemas ambientales identificados y alineados con los objetivos de adaptación.
Crear nuevas iniciativas económicas y sociales y aprovechar los beneficios complementarios.